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martes, 2 de febrero de 2021

Algo difícil de consumar

¿Qué merece el perdón de uno? Me encantó esta parte encontrada en Wikipedia referente a su significado: "...renunciando eventualmente a vengarse". Porque sí, me puse a investigar su significado ya que a veces, solo a veces, uno duda de sí mismo y de lo que cree conocer. Pero aún así pregunto, ¡¿qué merece ser perdonado?!

Durante un periodo de tiempo no me llevé bien con esto. Consideraba muy cínico escuchar a alguien pedirme perdón después de madrearme de alguna forma u otra. Me acordaba de una canción de Paramore y casi sin cuestionar le hacía caso y lo aplicaba en mi vida. "Las segundas oportunidades no importan, la gente nunca cambia". Ese fue el primer acercamiento al perdón. Pensé, posteriormente, ¿qué es de la redención sin el perdón?

Alguien alguna vez me pidió disculpas por demasiadas cosas que me hizo pasar. Leer su "perdón" fue tan... hmm. Lo vi de esta manera: días, semanas, y meses de hostigamiento resumidos en seis letras. Lo peor es que si la disculpa se realiza de manera pública y la rechazas con un "eso no arreglará nada" o "eso no cambiará el pasado", los demás te van a tachar de rencoroso. Ya he dicho que opiniones ajenas no deben hacer ruido en nuestras vidas pero, ¿eso te hace un rencoroso?

Años después hablé de ese caso con un amigote y éste me dijo "qué malo eres, debiste decirle que todo estaba bien entre ambos". Le respondí que por qué, a lo que mencionó lo siguiente: a veces es necesario saber que se ha sido perdonado porque, puede que esto no haga un cambio en ti ni en tu vida, pero para la de él muy posiblemente sí. Y me dejó pensando. Suena razonable. En ese caso ya no sería rencoroso, sería entonces (si no es que también) un egoísta. Por pensar en un bien propio que ajeno.

Entonces, ¿qué merece ser perdonado?

El perdón va más allá de todo eso. Lo que uno puede considerar como inútil y carente de sentido puede ser para otro algo simbólico y hasta necesario para sobrellevar los estragos ocasionados por un superátiv emocional. Se puede perdonar y brindar, ahora sí, una segunda oportunidad. Se puede perdonar y marcar, ahora sí, un fin definitivo para ambos. Sobrellevar la traición. Reconocer que nadie, ni tú, es perfecto.