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martes, 31 de diciembre de 2019

Punto de partida

No sé desde cuándo Diciembre ya no me sabe igual. Quizás se deba a lo rápido que el tiempo se escabulle como agua entre los dedos y sabemos que estuvo ahí pero achis achis cuándo es que se fue que ni disfruté de sus días correr. Ahora ya es más un recuento de todo lo que se intentó y lo que se logró; de lo que se pudo y lo que será para después, de las victorias y derrotas y aquí hay algo interesante porque no es que haya hecho tanto como tenía planeado pero esas victorias, que fueron pocas pero muy grandes, hacen que vea con buenos ojos la vida y diga "bueno, 'ay pa' la próxima y con más ganitas".
domingo, 29 de diciembre de 2019

Dolce Vita

Saben qué, no. No voy a escribir pestes hacia Sony por ser tan embustero y estafador. Ya está de sobra; te saliste con la tuya esta vez. Y lo peor es que te aprovechas porque sabes que igual compraré alguna otra consola de PlayStation pero no se vale lo que me has hecho. De verdad que la esperanza muere al último. Uno cree que se aprenden de los errores (PSP) y nada que ni eso se puede (Vita), pero como dije al principio, la cosa no debe ir por ahí. El Vita con todo lo que tuvo y lo que no, merece ser recordado como la consola que es: no tan potente como un PS3 pero que quedaba en un punto medio que, para ser portátil, no estaba nada mal y cuyo villano de telenovela no fue ni las ventas ni el apoyo de grandes desarrolladoras de videojuegos. Ño.
viernes, 27 de diciembre de 2019

Hubiera tenido más pegue como mujer

La verdad es que no. Fue algo que alguien alguna vez me dijo pero jamás lo tomé en serio. Originalmente quería hablar sobre esas cosas enigmáticas que me han llegado a soltar pero no recuerdo más que una, misma que le da razón de ser al título de esta entrada:

Neta que si fueras mujer sí te la venía cantando.
miércoles, 25 de diciembre de 2019

No me van las recomendaciones pero ten, te doy unas

Me cagan las recomendaciones de manera en como no sé iniciar apropiadamente un post. Ése es un buen inicio para esto. No es apropiado generalizar pero, para mantener firme esta postura, deben ser muchas. Todo empezó cuando un imbécil me recomendó Nunca, Nunca y yo de imbécil opté por comprar las tres partes porque las encontré juntas. El error aquí fue:
  1. Comprar la historia completa sin antes haber leído la primer entrega.
  2. Seguir la recomendación de alguien cuyos gustos no van conmigo.
Es horrible el sentimiento de tener un mal presagio acerca del libro a escasas dos páginas leídas. Vendí los tres pero ni la mitad de lo invertido recuperé. Desde entonces tengo un conflicto con las recomendaciones. Tampoco me dispongo a leer opiniones de cualquier índole porque terminan por influenciar mi experiencia y opinión final. Más satisfecho he quedado con esos que ganas me sobraban por leer. No es que tenga buen ojo porque buenos libros he encontrado sin siquiera buscarlos, pero puedo decir que si no son buenos al menos lo han sido para mí, y que soy afortunado de poder encontrar historias entrañables a través de la intuición.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Parasite

De entre el contenido basto que suben al canal de IGN en YouTube, me apareció el trailer de una película llamada Parasite. Por la escena de la fumigación pensé "ah, ¿con que esto tendrá toques conspiranoicos, acaso?", y durante todo el trailer me quedé esperando una escena con un alien o qué se yo, pero nunca salió nada de eso. Sin embargo, algo rayaba mi curiosidad y podría tratarse de la singularidad del título o sus tintes de suspenso y a la vez de comedia que me forzaron a no dejar pasar más el tiempo y verla antes que acabara el año.

Cabe destacar que, al igual que como he hablado de libros y discos, mis opiniones alojadas aquí no son más que eso, opiniones de un espectador. No son críticas per se. Tampoco me animo a recomendar porque no me llevo bien con las recomendaciones, pero cualquiera que llegue a ver esto puede tomarse la consideración de verla si así lo desea tomando en cuenta que me dispuse a platicar sobre ella aquí.
viernes, 20 de diciembre de 2019

Anécdotas de mesero

Érase una vez, no. El día que me reuní con Sofía y otros amigos de la preparatoria —solo quería empezar el post de una manera distinta—, uno de ellos tuvo conflicto directo con el mesero por añadirle no sé si el 10% o más o menos a la cuenta. Como no sé nada de sus vidas, no tenía idea qué tanto podrían ser más de $1,500 para ellos. Sí, no es algo que yo tenga ahorita a las manos, pero ya he visto cuentas así antes considerando lo que se consumió esa noche. El pobre mesero no tuvo de otra más que pedir refuerzos pero al final la cuenta fue pagada sin el cargo adicional.

"Es que no se puede añadir la propina; eso va a consideración del cliente", dijo. Y tiene razón. Yo no pude hacer nada más que escuchar, y recordar mis días de meserete. Me dividía internamente en entender la postura del mesero y algo que parecía todos comprenden pese a su condición alcoholica de estar. Recuerdo que hasta el mesero llegó a defenderse usando de arma el punto. ¿Y qué es el punto?
martes, 17 de diciembre de 2019

Lo bueno dura poco

Viendo en retrospectiva, me la he pasado recordando cosas de años de distancia a lo largo de mi blog. Tengo un post en borrador planeado a salir a finales del mes, donde digo que Diciembre para mí ya es más un recuento de daños que mes en sí. Y qué flojera hablar del pasado en el presente, sobretodo si se rememora con tal intensidad. Prometo cambiar eso. Esperen novedades.

Entonces, ¿por qué hablar del pretérito perfecto? Una mejor pregunta sería: ¿por qué no? A veces quisiera volver a mis años de infante pero con la mentalidad guarra de hoy para dejar bailando como pirinolas a aquellos que agotaron sus ganas de bullear en mí. A la secundaria para deshacerme de la timidez tan rápido como la pubertad me privó de mi cuerpo lampiño. A la preparatoria para aprovechar cada uno de los momentos que viví ahí en compañía y en solitario, haberme sentado frente a mi padre y decirle "cuénteme de usted", haber aceptado ir al gym, entre un gran etcétera —sí, también para echarle más ganitas—.
lunes, 16 de diciembre de 2019

Ya fue

Siempre he dicho que uno no debe arrepentirse de nada porque en su momento así fue como quisimos que las cosas marchasen; se haya hecho bien o mal, o de plano nada. Lo creo de esa forma y le soy fiel. Sin embargo, una vez que medito cosas dignas de arrepentimiento, sopeso una y luego esa conecta con otra y luego con otra hasta que es necesario parar porque a ese paso llegaré hasta el principio de mis días. Y es bien pinche difícil no sentir arrepentimiento.

Días atrás estuve platicando con un amigo y le confesé que volver a Blogger hizo que denotaran recuerdos empolvados a través de sueños. Ni siquiera puedo recordar qué fue pero sé que soñé con mi vida a como era antes y eso, en momentos, me hizo cuestionar mi presente. Le dije a mi prima "siento que sigo soñando; esta no es mi realidad porque la desconozco demasiado". En parte, creo que es un rechazo descortés a lo que es mi vida hoy.

Ya pasaron tres semanas desde que Sofía volvió a la ciudad y que nos reunimos junto con otros tantos (ya hablé al respecto). Aunque iba enojado gracias a E, no pude disfrutar mucho de la noche tanto como hubiese querido. Además, parece ser que atrás quedaron los días en los que podíamos pasar horas haciendo nada más que platicar.

Las últimas veces que nos vimos fue en una plaza comercial cercana a nuestras casas. Siempre quedábamos con vernos "en la fuente de los perros". Normalmente ella llegaba tarde pero hubo una en la que de plano no llegó. Me desesperó un poco estar ahí inerte por lo que fui a la otra fuente y oh sorpresa ahí estaba ella maquillándose. Sofía, ¿se puede saber qué haces en esta fuente? Ella, ingenuamente, voltea y se empieza a reír. ¿Cómo que ésta no es la estatua?, dijo (y la estatua es abstracta).

Había una promesa que se repetía mucho: nos vamos a ver más seguido. Y no ocurría, pero no había problema. Los días y las oportunidad no son infinitas pero así se sienten siempre. Siempre, infinito. Recuerdo que, cuando me comentó su plan de ir a Dublín con otras tres amigas suyas, yo pensé que con más razón debíamos frecuentarnos lo más que se pudiera, pero no lo hicimos. Uno lo ve lejano pero el tiempo en sí es nada. Y llegó el día. Y de eso ya han pasado más de dos años.

La fuente de los perros. Ese fue el detonante. Y aunque ocurrió antier, no recuerdo si lo había pensado días antes pero, estando en el sueño donde ambos platicábamos y reíamos juntos, recordar lo fácil que era planear una salida juntos me afligió mucho.

Ella fue alguien que me hizo segunda en muchas cosas, y yo con ella también, y ahora la tenía bien lejos. Es cierto, todavía hay días, por ende, todavía hay oportunidades. Con esto comprobé que se extraña más de lo que uno puede imaginar si nos ponemos a recordar porque, para cuando tomó un vuelo que la llevaría de regreso a su vida actual, no la extrañé tanto a como ahora lo hago. Más que nada porque yo ya estaba consciente de eso, y porque esa es la realidad de uno hoy en día.

Sé que sí, oportunidades aún hay, y existen videollamadas, y podemos mensajearnos o mandarnos audios y fotos y todo eso. Pero, aunque no deba, me gusta divagar en pensamientos tales como: si nos hubiéramos visto más, ¿qué tanto pudimos haber hecho? Es cierto, pudimos haber hecho más de lo mismo, o pistear, o ir al cine; qué se yo. Pero por más que quisiera extender el tiempo, tarde que temprano ella viajaría. Lo vivido ya fue, y quedó allá. Y lo rememoro como mi abuelo cada que hablaba sobre el pueblo en armas y otras que ya no recuerdo. De las cosas que hicimos y de las que no, quedamos nosotros.

Otra vez hice un post bien largo. Qué ganas me dan por decirle que escribí sobre ella pero creo que es más relajo que nada. Pinche tiempo. No me doy cuenta de cómo pasa. Cada vez parece ser más difícil apreciarlo en su justa magnitud.

"El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos." — Henry F. Amiel
miércoles, 11 de diciembre de 2019

Se forma una bandera en el template

Esto es un post muy visual.

Soy perfeccionista, o quizás es vanidad, pero me gusta cuidar cada detalle. Como una canción vallenata dice: y releí y releí. Leo una y otra vez lo que escribo y normalmente cambio de lugar alguna coma, o me encuentro diciendo para mis adentros un "mmm no, no me convence"; o divago mucho, o uso como tres o más palabras que pueden ser reemplazadas por una y el mensaje o se entiende igual o hasta mejor.

El uso excesivo de una sola palabra también es un problema recurrente, por ejemplo, el párrafo anterior tiene bastantes "o". Un claro ejemplo de un polisíndeton. Pero eso aplica para nexos. En Twitter me encontré con la primera página del libro que recibió el premio Alfaguara del presente año donde se evidencia el uso excesivo del "haber" y otros verbos en pasado. Al verlo me pregunté si yo hubiese notado todo eso a la hora de leerlo. Quiero creer que sí, pero desde entonces leo lo que escribo para encontrar algún uso excesivo de cualquier palabra. Lo peor es que sí las encuentro. ¿Será porque escribo de una manera que parece más plática casual que otra cosa?
martes, 10 de diciembre de 2019

Algo sobre las promesas

Hace un par de semanas estuve tomando en casa de un amigo. Subimos a la terraza, en el tercer piso, y nos quedamos ahí gran parte de la noche. Platicamos de mucho que hoy día ya no recuerdo, pero que quedó grabado como uno de los mejores momentos que he pasado con él. Entre recordar lo que fue de nosotros y lo que es ahora, lanzamos una pregunta al aire: "¿Qué será de nosotros mañana?".

Aunque son esa clase de preguntas sin respuesta, por dentro y hasta el día de hoy me quedo tratando de responderla. Prometo que, pase lo que pase, estaré a tu lado. Prometo ser un fiel amigo. Prometo que nada cambiará entre nosotros. Pero no me gusta. No me gusta prometer. Soy escéptico pero sí creo que las cosas no salen cuando uno las cuenta. Así también, considero que uno termina haciendo todo lo que alguna vez dijo que jamás haría. Las circunstancias orillan al cambio. No es que esté en mi mente traicionarlo de cualquier forma posible, pero las palabras sobran ante la veracidad de los hechos. Entonces, ¿es necesario prometer, o mejor dicho, es necesario esperar a que se cumplan?
lunes, 9 de diciembre de 2019

Post improvisado del tracklist de mi vida

Weno. Este post no es ni tan improvisado ni tan extenso como hubiese querido. Hay canciones que, digan lo que digan y la interprete quien la interprete, marcan un momento en la vida aparentemente intrascendente. Las escuchamos y nos gustan y ya, hasta que después estamos experimentando algo que nos trae de vuelta esa canción y decimos "ah, con que de eso se trataba".
viernes, 6 de diciembre de 2019

La mente es poderosa

Recuerdo que para superar a mi primer amor me costó un buen de tiempo. Fácil dos años si no es que más. Eso sumado a un tiempo de aislamiento y adicción a los juegos de Facebook que también se le atribuyen a otros detonantes que me quemaron los pelos al mismo tiempo. En fin.

Para mi siguiente crush medianamente imposible, me tomó una semana ejerciendo voto de silencio y un par de meses para que me dejaran de emocionar sus notificaciones dándome likes y esas cosas. Para el siguiente, que fue una relación de medio año, me costó eso si no es que un poco más: medio año. No saben lo horrible que es trabajar con el corazón partido y la mente en quién sabe dónde.
miércoles, 4 de diciembre de 2019

Paralelismos 2009 vs 2019

Fotolog vs. Instagram
  • Pro: Ya subo fotos mías (y no robadas de google).
  • Con: No subo fotos.
Facebook vs. Facebook
  • Pro: Ya no me desbordo en mis estados.
  • Con: Ya todo es texto icónico-verbal aka memes y selfies.
martes, 3 de diciembre de 2019

La cajera más pequeña del mundo

La verdad esto salió de la nada. Casi lo olvidaba pero volvió y me hizo recordar lo impresionado que quedé en el momento.

Iba (tarde) a una reunión con amigos y pasé a un oxxo a ponerle saldo a la tarjeta del camión y al celular, pero solo traía $30 en efectivo y lo demás en una tarjeta de débito que ya estoy empezando a usar para todo. Habían dos cajas, en una estaba una señora haciendo corte a la caja y en la otra una niña de como diez años cobrando un six. Pensé "seguro ahorita me atenderá la señora" pero no, el borracho se fue y me dirigí con la niña.

Para no hacer el cuento largo enumeraré los eventos así como acontecieron:
  1. Me dijo que no podía pagar con tarjeta si quería ponerle saldo a la del camión.
  2. Le pidió a su mamá que le pasara los tickets (uno nunca sabe para quién trabaja).
  3. Tecleó mi número la segunda ocasión de memoria.
  4. *tickets, tickets* Gracias, que le vaya bien.
lunes, 2 de diciembre de 2019

La vuelta de 360° a la que malamente le llaman soltería

Estar soltero después de una relación, independientemente del número de años o meses, es algo que no puede ser descrito como soltería per se. Podría aludir al divorcio pero sería una comparativa muy cínica, y cualquiera podría sentirse ofendido y, teniendo el peso de lo que es un divorcio o viudez en el peor de los casos, nadie tiene nada que objetivar; olvidémoslo. Entonces, si alguien me pregunta mi situación sentimental actual, no podré decir que soltero estoy, y emparejado tampoco por si preguntan "¿y entonces?".

Estoy dejado. Sí, ese es un mejor término, aunque en lo personal me sentiría más a gusto diciendo que mi entonces pareja "se me quedó a mitad de camino"; al parecer yo era un corredor olímpico y él apenas aprendió a caminar.
domingo, 1 de diciembre de 2019

Llegué a la parte de esa canción que dice:

I spend an hour getting ready every day,
And still I end up looking more or less the same.
Y lo sentí tan mío. Tan real.
Everyone could relate with that.