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domingo, 27 de junio de 2021

Un día llegará, quizás

No me gusta dar el primer paso, ni ser el de la iniciativa. No me agrada la idea de ser el que altere el orden de las cosas. Prefiero que alguien más lo haga (en muchos casos). No me gusta porque siento que no incito el cambio, sino que lo pido a favor. Por eso, cuando alguien decide ser el de la iniciativa, me sorprendo y en mis adentros le doy las gracias.

No se siente nuevo, pero se siente diferente. Siento estar haciendo un camino, más no visitando una vida que ya no es mía, ni ensamblando piezas parecidas de algo que quedó inconcluso o destruido. Su iniciativa invita al cambio, y me comienza a agradar lo que a su ser le involucra.

Cuestiona mi pensar, y nutre su curiosidad en base a mis respuestas. Que cuál es la visión que llevo conmigo y que tiene su nombre y su forma. Que si mi amistad y mi tiempo también son suyos, y que si nuestro vínculo es capaz de sufrir pero nunca perecer. Interesante pregunta, ¿de dónde viene, y hacia dónde va?

Tengo en mi vida alguien que no me pertenece pero que no titubea ante cualquier intento de abrazo. Que ya no pide tomarnos de la mano y que simplemente lo hace cuando lo ve necesario. En estos días míos, y a estas alturas que la sensatez me confiere, no hay espacio para presuposiciones. No somos novios; tratamos de ser felices.

1 comentarios:

  1. Pues eso que desde el inicio describes es ser alguien en estado contemplativo en vez de tomar acción. Y eso es mejor cambiarlo; llega a causar problemas, créeme.

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