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martes, 10 de marzo de 2020

Madame X

"La belleza se da en la fusión de un contenido intelectual y un campo perceptual, gracias a la cual se revela un concepto de la realidad." — Walter Terence Stace (The Meaning of Beauty).

Recuerdo que cuando se lanzó el primer filme de la serie Rebuild de Evangelion, habían dado a conocer que el proceso sería lento y que tendrá que pasar por lo menos tres o cuatro años para que la siguiente entrega, y posteriores, fueran estrenadas. Al saberlo dije "¡Joder! La espera será eterna" (este año se estrena la cuarta y, supuestamente, última parte). Algo así ocurre con Madonna y sus proyectos musicales.

El proceso de cocción es lento, y su resultado varía de manera subjetiva reflejándose en comentarios como "que mejor realice un Confessions 2.0" o "los demos sonaban mejor". Es relativo. Pero, como mencioné previamente, el proceso es lento y en circunstancias así uno espera algo que satisfaga al receptor y a su vez compense su reiterada ausencia. Veníamos de un proyecto musical enorme y muy ambicioso, donde muchas manos moldearon un trabajo que acabó, entre prisas, con una consistencia un tanto heterogénea pero no por eso mala. ¿Qué se supone que debemos esperar después?

Magic venía cargado de secretismo, contrario a su predecesor, cuyas actualizaciones públicas nos convertían en testigos oculares y también como parte de todo el proceso. Se tenía a una lista de intérpretes invitados relevantes de la época actual que dividía opiniones porque qué raro que los álbumes más aclamados tanto por la crítica como por los fans son esos donde ella es la única protagonista en cada uno de los tracks.

Como resultado tuvimos a Madame X. El supuesto Indian Summer resultó ser Medellín, y tuve que escucharlo más de cinco veces para simpatizar con este nuevo estilo. No es tan fácil de digerir. Eso hace preguntarse si, a estas alturas de su carrera, es conveniente codearse con los del momento o lanzar un álbum así de ambiguo. Siempre he pensado dos cosas respecto a Madame X:
  1. Es más experimental pero no tan mainstream como lo fue Rebel Heart.
  2. Mi opinión sobre Medellín es la misma que tengo con el álbum entero: es un grower.
Se puede entender como forzar al gusto personal a tratar de acoplarlo pero, ¿no es así como muchísimas canciones terminan formando parte de alguna etapa de nuestras vidas? Las escuchamos en la radio hasta el punto de integrarlas a un playlist personal. Madame X proviene del mismo lugar que sus antecesores: de lo impredecible. Criticar sus propuestas musicales, como colaborar con Maluma, es lo mismo que criticar su versión 2012 de Express Yourself o salir semi-desnuda a sus más de cincuenta años.

Bajo su filosofía respaldada por la siempre búsqueda de la libertad de expresión, Madonna no mide altibajos porque eso es algo que viene haciendo desde hace mucho y le ha funcionado. Y, desde hace mucho, los fanáticos han pedido un álbum maduro (y si se puede, de baladas) que moldee a la mujer que es ahora. Lo casi imperceptible sale de esas voces, mismas que criticarían su aceptación a los límites que representa su existencia artística hoy y en este punto de su carrera.

Madonna no necesita ser más de lo que ya es. Aunque lejos queden sus mejores trabajos, esos que le dieron el posicionamiento y respeto como persona y como artista, lo de hoy es una prueba de algo que ha prevalecido a través de los años: su longevidad musical, relevancia, pero también, esa división de opiniones en cuanto a decisiones artísticas se refiere. No se puede clasificar algo que muchas cosas ha sido en el pasado.

Madame X brilla en lo difícil. En una presencia mediática cada vez más desapercibida. Un deseo que nace de la depresión. Un deseo de expresar y seguir proyectando bajo los recursos que sean tendencia o sean novedad para su catálogo musical y aun así mantener un sonido fresco y cohesivo sin dejar de lado su sello distintivo; ése que desde hace tres álbumes no veíamos por ningún lado. Para terminar, quiero citar lo que Platón dijo en uno de los diálogos que escribió sobre la estética: “Difícil cosa es lo bello”.

Madame X parece no respetar el orden, la proporción y la armonía que integran a lo bello, empezando porque algunas de sus canciones no manejan las sencillas cronologías de las que uno está acostumbrado (verso, estribillo, puente, cierre). Se reinventa, una vez más, para provocar, desafiar, demostrar que aún tiene mucho que decir, o intentar traer algo que siempre quisimos oír pese a que no fuéramos conscientes de ello.



1 comentarios:

  1. Ahora que mencionas lo de Evangelion, también soy de quienes está esperando el siguiente, el 4. Y vaya que ha sido una larga espera.

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