Quiero creer que las palabras tienen el poder de indicar el destinatario sin necesidad alguna de escribirlo per se. No importa la combinación ni el grupo de letras que se use. Pareciera que, con solo pensarle, se le adjunta de lleno en el texto.
No es cobardía, sin embargo, hacerlo enigmático y no incluir siquiera una anécdota que le confirme al receptor que de él se está hablando. Reciba o no el mensaje, reciba o no respuesta, me gusta pensar que "la carta" no se ha extraviado.
Tardará, como todo lo bueno. Y si no, quedará por lo menos prueba alguna de que el designio estuvo allí; en algún lugar, pero existió. Quizás no fuera escrito en piedra pero sí con buenas intenciones.
No es cobardía, sin embargo, hacerlo enigmático y no incluir siquiera una anécdota que le confirme al receptor que de él se está hablando. Reciba o no el mensaje, reciba o no respuesta, me gusta pensar que "la carta" no se ha extraviado.
Tardará, como todo lo bueno. Y si no, quedará por lo menos prueba alguna de que el designio estuvo allí; en algún lugar, pero existió. Quizás no fuera escrito en piedra pero sí con buenas intenciones.
Tuve un amigo una vez que siempre nos contaba una historia y casi para terminar solo decía: "y ya" y nunca decía el final. Hasta caía mal
ResponderBorrarQuise comentarte el post de The Strokes pero no pude. Con ninguno de los dos posts. Supongo que desactivaste la opción o es problema de la plantilla. Sea como sea: nos estamos leyendo!
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