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viernes, 10 de abril de 2020

Las pequeñas cosas de la vida

Hoy no trabajé y eso me genera un sentimiento de incertidumbre. Siento que, de la manera más cordial y discreta casi rayando en lo subliminal, me han desocupado. Quiero creer que no es así pero soy muy testarudo y si me lo propongo le puedo encontrar inseguridades a las hormigas.

Qué irónica es la vida, por eso me cae bien a veces. Caí de nueva cuenta en un lugar donde el esfuerzo físico es elemental. Apliqué conocimientos que creí nunca más necesitar. Hubo días donde ya no quería ir por cuestiones tan insignificantes y hasta sopesé la idea de nunca más volver, pero al final asistía. El virus mata más que personas. Pausa muchas cosas excepto el tiempo y eso es lo más cagado de todo. Pinche virus, haces más de lo que uno pudo pronosticar.

Quisiera volver, aunque eso no suene muy prudente. Quería un día de descanso para relajar los músculos y lo que ahora quiero es volver a ese desgaste llamado trabajo. Le agarré más cariño del que creí poder tener hacia éste. Al final, lo que tenga que ser, será. Una puerta puede llevar a otra, y la distancia que le separa puede ser tanto próxima como extensa. Lo importante aquí recae en no detenerse.

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