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lunes, 16 de diciembre de 2019

Ya fue

Siempre he dicho que uno no debe arrepentirse de nada porque en su momento así fue como quisimos que las cosas marchasen; se haya hecho bien o mal, o de plano nada. Lo creo de esa forma y le soy fiel. Sin embargo, una vez que medito cosas dignas de arrepentimiento, sopeso una y luego esa conecta con otra y luego con otra hasta que es necesario parar porque a ese paso llegaré hasta el principio de mis días. Y es bien pinche difícil no sentir arrepentimiento.

Días atrás estuve platicando con un amigo y le confesé que volver a Blogger hizo que denotaran recuerdos empolvados a través de sueños. Ni siquiera puedo recordar qué fue pero sé que soñé con mi vida a como era antes y eso, en momentos, me hizo cuestionar mi presente. Le dije a mi prima "siento que sigo soñando; esta no es mi realidad porque la desconozco demasiado". En parte, creo que es un rechazo descortés a lo que es mi vida hoy.

Ya pasaron tres semanas desde que Sofía volvió a la ciudad y que nos reunimos junto con otros tantos (ya hablé al respecto). Aunque iba enojado gracias a E, no pude disfrutar mucho de la noche tanto como hubiese querido. Además, parece ser que atrás quedaron los días en los que podíamos pasar horas haciendo nada más que platicar.

Las últimas veces que nos vimos fue en una plaza comercial cercana a nuestras casas. Siempre quedábamos con vernos "en la fuente de los perros". Normalmente ella llegaba tarde pero hubo una en la que de plano no llegó. Me desesperó un poco estar ahí inerte por lo que fui a la otra fuente y oh sorpresa ahí estaba ella maquillándose. Sofía, ¿se puede saber qué haces en esta fuente? Ella, ingenuamente, voltea y se empieza a reír. ¿Cómo que ésta no es la estatua?, dijo (y la estatua es abstracta).

Había una promesa que se repetía mucho: nos vamos a ver más seguido. Y no ocurría, pero no había problema. Los días y las oportunidad no son infinitas pero así se sienten siempre. Siempre, infinito. Recuerdo que, cuando me comentó su plan de ir a Dublín con otras tres amigas suyas, yo pensé que con más razón debíamos frecuentarnos lo más que se pudiera, pero no lo hicimos. Uno lo ve lejano pero el tiempo en sí es nada. Y llegó el día. Y de eso ya han pasado más de dos años.

La fuente de los perros. Ese fue el detonante. Y aunque ocurrió antier, no recuerdo si lo había pensado días antes pero, estando en el sueño donde ambos platicábamos y reíamos juntos, recordar lo fácil que era planear una salida juntos me afligió mucho.

Ella fue alguien que me hizo segunda en muchas cosas, y yo con ella también, y ahora la tenía bien lejos. Es cierto, todavía hay días, por ende, todavía hay oportunidades. Con esto comprobé que se extraña más de lo que uno puede imaginar si nos ponemos a recordar porque, para cuando tomó un vuelo que la llevaría de regreso a su vida actual, no la extrañé tanto a como ahora lo hago. Más que nada porque yo ya estaba consciente de eso, y porque esa es la realidad de uno hoy en día.

Sé que sí, oportunidades aún hay, y existen videollamadas, y podemos mensajearnos o mandarnos audios y fotos y todo eso. Pero, aunque no deba, me gusta divagar en pensamientos tales como: si nos hubiéramos visto más, ¿qué tanto pudimos haber hecho? Es cierto, pudimos haber hecho más de lo mismo, o pistear, o ir al cine; qué se yo. Pero por más que quisiera extender el tiempo, tarde que temprano ella viajaría. Lo vivido ya fue, y quedó allá. Y lo rememoro como mi abuelo cada que hablaba sobre el pueblo en armas y otras que ya no recuerdo. De las cosas que hicimos y de las que no, quedamos nosotros.

Otra vez hice un post bien largo. Qué ganas me dan por decirle que escribí sobre ella pero creo que es más relajo que nada. Pinche tiempo. No me doy cuenta de cómo pasa. Cada vez parece ser más difícil apreciarlo en su justa magnitud.

"El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos." — Henry F. Amiel

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